El Monasterio de Decani fue mandado construir por el rey serbio Esteban Uros en el año 1327. La datación de sus frescos corresponden al año 1350.
Las cinco naves de la basílica están coronadas por una gran cúpula de cama rectangular, asentada sobre grandiosos arcos e intrincadas columnas. No sólo sorprenden las grandes dimensiones de la construcción (36 metros de largo por 29 de ancho y de alto), sino algunas de las extrañas y enigmáticas pinturas que hay en su interior.
Son bien conocidos por todos los frescos en los que una extraña nave de forma ovalada es pilotada por un hombre que parece manipular los mandos. Mientras, debajo, decenas de testigos observan la escena atemorizados.
Tales imágenes pertenecen al fresco de la Crucifixión de Jesucristo. Junto a la imagen del Salvador aparece la Virgen María con el niño en sus brazos, viajando en un extraño artefacto que parece elevarse en el cielo. Igual de extraño es que Adán y Eva se encuentren representados en una especie de nave redondeada de vistoso colorido.
Consultados los monjes de Decani, estos respondieron que aparentemente los dibujos de las naves son pinturas del Sol y la Luna durante el eclipse solar que habría ocurrido al ser crucificado Jesucristo.
Lo que los devotos monjes no lograr entender y menos explicar es que el relato habla de tres horas de tinieblas sobre el Calvario y un eclipse dura tan solo unos minutos y que además el Sol y la Luna salen por el Este y no por el Oeste como lo muestra el mural.
Todos los muros de esta iglesia, única en su estilo pictórico, están cubiertos de imágenes que representan escenas del Antiguo Testamento mezcladas con fantásticas naves y mitológicos animales. Muchas de las mismas hacen referencia a los milagros de Cristo (especialmente a la Resurrección), además de 33 escenas del Juicio Final que se hallan en el muro Oeste de la basílica.